martes, junio 26, 2007

26 junio 1992


Mañana 26 de junio ( quizá ya sea hoy o ayer cuando alguien lea esto). Mañana
se cumplirían 15 años en que estaba bajo los faroles de un parque lejano en la tierra del nadie, muy, muy lejos del todo. En ninguna parte. en la senda de algún albor. Bueno nada de ello es tan certero.
Había conocido a Marie allá por septiembre de 1991, en la escuela de periodismo, luego de tratarnos y conocernos y de casi decirnos algo, desapareció . Desapareció a principios de 1992 luego de un recital de los CULTIVO emblemática pandilla salvaje a la que frecuentaba. Esa noche luego del recital Marie se fue y ya no la volví a ver pasadas todas las vacaciones de verano de 1992 . A Juan le gustaba Marie, no fue tan cierto nada hasta mayo de 1992 cuando regresaba de casa de Marie con Juan, lo dos totalmente ebrios de soledad y de algún brebaje místico, los papás de Marie estaban de viaje, mientras en la pálida radio de la línea 37 ( desaparecida ya hace muchos años atrás), sonaba la última del Último de la Fila, “piedra redonda” y la iba taradeando, cuando Juan me dijo que le gustaba Marie y yo perplejo callé y es más acepté un pacto de que ninguno de los 2 se declararía a ella. Pasaron muchos días, quizá infinidad de semanas hasta que estábamos por la Residencial San Felipe, aquel 26 de Junio, luego de salir de clases, Marie parecía haberse cansado de que nada le dijese sobre los sentimientos que entre los dos eran más que evidentes y se fue en la 7 un bus azul y grande.
Como la situación era insostenible una hora más tarde, evadiendo a Juan que parece sospechaba algo me interné por los linderos de el aún desconocido HABICH, no se que ruta hice la cosa es que 3 horas después ya estaba en el 189 departamento 402, casa de Marie. Tampoco recuerdo que hablamos, la cosa es que terminamos por un parque de mi distrito.
Los dos sentados a la luz de un poste en medio de un parque, cuando hablo de ninguna parte o de muy, muy lejano lo hago en el sentido desbocado de la sensación sentimental de aquel instante, lejos de todo “lo mortal”, recuerdo que le hablé de los barcos que parten, de que ya no retornan a ningún puerto, algo contrariada ella por no decirle nada, me jaló hacia ella y nos besamos.
Recuerdo claramente que traía un bolso de esos tejidos a mano como una malla de cocos muy lindo, unas zapatillas de lona, una tierna chompa de colores cálidos, un Jean, quizá ya usaba lentes. Recuerdo su aroma.
La relación duró unos 5 ó 6 años con sus idas y venidas. Momentos muy gratos otros poco gratos y algunos bastante ingratos que como dicen la memoria se encargó de maquillar en el hermoso olvido. Muy agradecido por su tiempo señorita Marie que de usted aprendí tantas cosas lindas y sensibles y hasta de su praxis a ultranza.
Que de mi le tocó algo parecido imagino y una tremenda escuelita de maldad, de cuando los chicos no se acostumbran a estabilizar o quieren irse de casa toda una vida y en un siempre, hasta que ello es un proceso conductual indeterminado e indescifrable que requiere mayores lecturas entre líneas y que pueden llevar una vida encontrar. Un extraño sino de irse y quedarse y en el medio detenerse frente a una reflexión irreflexa, de búsqueda del axioma falaz de la perfección >> de humanar <<>