viernes, abril 27, 2007

Edificio


Cuando era niño con los amigos del barrio a veces sólo algunos es cierto, jugábamos a dar vueltas sobre nuestro eje hasta marearnos, en esta enajenación momentánea decíamos que veíamos como eran las casas en el futuro, como que si cada vuelta que dábamos representara muchos años hacia el futuro y ahora que llego a casa me bajo en una gran avenida y a muchas cuadras veo el nefasto edificio que se ve a mas de 8 cuadras, uno de más de 15 pisos.

Cuando vine a vivir aquí el parque era una chacra cercana sin nivelar, había un par de pozos antiguos y las casas tenían un piso, símbolo de status era el 2do, luego nuestros padres hicieron el 2do piso, luego los rituales de la azotea se hicieron paralelos hasta que llego la civilización a ella, desde ahí el caño o el cuarto de la máquina lavadora.
Recién hace poco más de 4 años llegó el primer edificio algo discreto con 4 pisos y luego otro más con 5 pisos.

Las familias se hicieron más grandes y yo le decía a mis alumnos algo que ya había escuchado sobre este distrito y los matrimonios jóvenes que se iban a vivir a la azotea a la parte de la casa del “ 3er “ piso ampliado, “ lo que se llamaba un distrito duplex”.

Nadie sospechó nada cuando ese inefable armado creció más de 6 pisos hasta que una tarde que dejé de mirar al suelo reparé que este ser tenía ya los 15 pisos arriba.

De estos edificios obtengo el regalo del paisaje ausente de la mirada torca a la otra calle, de que me han restado un poco la caída del sol y por ende me han quitado cortes perpendiculares a la caída de la luz y de atardeceres que antes veía con mayor hermosura.

Es extraña la valoración que uno hace ha ciertas edades porque ya no veo a los patas del barrio y yo para ellos soy un desaparecido y cosas así.

Una de las cosas que se podría rescatar de estos armatostes sería:
· la caída libre
· la cercanía a alguna nube rastrera
· el sonido del viento en ciertas alturas
· el jugar en los ascensores ( como lo hacía por otros lares)
· el tocarle el timbre a tantos vecinos que no se llegan a conocer todos
· pero ante todo que por la altura se puedan apreciar los atardeceres negados ahora por su suculenta sombra de “desprecio” a las pequeñas casas que los rodean.
· Un último detalle que quizá deba ser el primero: en estos edificios se puede ver el mar de forma inacabada.