Eolo

“Puedo presumir de poco, porque todo lo que
toco se
rompe” –Andrés Calamaro-
Eolo es el hijo del viento.
El viento expectoró a todos sus hijos de un rudo y fuerte soplido.
Eolo entonces era el hijo del viento.
El viento pasa por las personas, las despeina, afona tu voz.
El viento hace tiritar a las personas trayendo el frío.
Eolo que era el hijo del viento no era malo, pero era precavido.
Eolo era un ser evadido, algo enajenado, que físicamente era visto, pero espiritual y mentalmente ausente, paraba de viaje por sus constelaciones; visitando recuerdos, construyendo pequeñas esperanzas.
Un día llegó a su reino una niña a la que luego de observar en sus acciones y escuchar en sus palabras, bautizó como la Princesa Sorpresa. Ella algo atolondrada pasaba rauda en algunas ocasiones por el reino de Eolo.
Eolo se dio cuenta que comenzaba a fijarse en ella y como la Princesa Sorpresa era de su estima ideó la forma de no dañarla.
Eolo que era el hijo del viento sopla las secas hojas del invierno, despeina a los árboles, rosa a las gentes. Eolo no era malo pero era precavido.
Hace muchos años, muchísimos quizá, se propuso no hacerle daño a las personas. Hace muchos años había caído sobre él una especie de dulce maldición, que en realidad no era otra cosa que un mecanismo de autodefensa cuando alguien le agradaba. Estropeaba todo lo que tocaba. Rompía todo lo que tocaba. Como una mítica historia donde el personaje convertía en oro todo lo que tocaba, él lo estropeaba.
Eolo decía que quería estar solo cuando en realidad estaba tristísimo y quería que lo consolasen y abrazasen, pero se protegía sonriendo, no quería que nadie le pregunte nada. Hasta la Princesa Sorpresa llegó a cumplir años un día y él quiso darle un merecido abrazo, pero no lo hizo se protegía de no tocarla.
Eolo está quieto y en silencio, no dice nada, creo que no dirá nada nunca. Y hay gente que lo aprecia, que lo estima y que lo quiere, pero Eolo seguirá quieto y en silencio cumpliendo su tosca palabra. Subirá a su planeta en el 3er piso y se quedará quieto observando pasar las estaciones. Eolo es el hijo del viento. El viento expectoró a todos sus hijos de un rudo y fuerte soplido. Eolo que era hijo del viento no era malo pero era precavido.

2 Comments:
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