lunes, julio 09, 2007





Cambio de canal y veo al presidente Alan García, presidente de todos los peruanos colocando sobre los ataúdes de los restos de la agrupación musical de cumbia llamada néctar, medallas a la orden del mérito que en paz descansen y que la vida siga recordándoles en su merecido colectivo cultural y escucho “que se lo merecían” y “que el pueblo lo pedía” y etc. Pero sin desmerecer nada, todo parecía un show mediático presidido por el impacto social.
Si se premia a la cultura en este país, tan hermoso y diverso como es en todas sus variantes pluri culturales, multi étnicas; todas muy respetables en sus manifestaciones y tendencias, por qué, pienso entonces no se puso esta medalla sobre la tumba de WESTPHALEN, sobre los restos de SOLOGUREN, sobre el recuerdo de EIELSON fallecido hace meses en Italia, sobre la reciente partida de WATANABE . Todos ellos tan respetables, honorables, lúcidos, que dejaron un legado impertérrito a las letras, de una forma nueva de entender la realidad imperturbable a la poética, que los hizo trascender más allá de este tiempo. Que tiene el tema “El arbolito” que no tengan los textos de estos señores antes mencionados. Sentimiento, capacidad, intensidad, etc.
No me excuso de poner “masividad”, “comercialidad ” pero creo que ahí podría estar la respuesta, que por ahora y en estos tiempos, resulta siendo una verdadera cachetada a la diversidad de eso de “mayoría manda”.